jueves, 8 de abril de 2010

Miquel Barceló

Imaginando que todo el mundo se había ido de vacaciones fuera de Madrid aproveché el sábado Santo para ver la exposición de uno de mis pintores favoritos: Miquel Barceló.

El motivo de esta predilección se remonta a un pasado ya bastante lejano. Tuve la desgracia, no añado la coletilla “o fortuna” porque fue una desgracia, de descubrir su pintura hace mucho tiempo, y os contaré la razón. Se trataba de los años 80 y en un periódico o dominical, no estoy totalmente segura de este detalle, vi y leí que se subastaba un cuadro que inmediatamente me enamoró, lo había pintado un pintor “nuevo”, digo nuevo porque aunque en los círculos del arte ya era conocido, para mí y para una gran mayoría de la gente era un completo desconocido; una joven promesa. Hoy todos sabemos quién es, pero os aseguro que entonces no era así. Recuerdo que su precio era 20.000 pesetas, no era caro, aún en aquella época no era ninguna barbaridad por un cuadro. La subasta era en Madrid, y a cientos de kilómetros estaba yo, mirando embelesada aquella pintura y pidiéndole a mi madre que nos fuéramos a Madrid a por el cuadro. Ahora intento imaginar la cara que puso ella, como si cada fin de semana nos fuéramos de subasta en subasta en busca de obras de arte a modo de inversión. En fin, no creo necesario aclarar donde no fuimos ese fin de semana, ni el siguiente. Una lástima, yo me quedé sin mi capricho y en unos meses se me olvidó, bueno no se me olvidó, digamos que el suceso se quedó ahí almacenado en alguna parte de mi cerebro, hasta que un día años después se anunciaba en toda la prensa el “fulgurante éxito” de un pintor español. Y ahí estaba él, el mismo, en palabras de una amiga Mallorquina “un payés”.

La primera vez que pude ver uno de sus cuadros en directo fue en Bilbao, en el Guggenheim. Desde entonces no he visto demasiadas obras suyas, y lo único que he podido tocar con mis manos ha sido su ilustración de la Divina Comedia de Dante, que recomiendo a todo el mundo, no sólo por el texto tan maravilloso sino por sus acuarelas y su particular visión del Cielo, el Infierno y el Purgatorio.

Ahora todos entenderéis mi debilidad por Barceló. Con esto no quiero decir que todo lo que pinta o esculpe me guste, pero tiene cuadros que me parecen maravillosos, hay en esta exposición algunas muestras maravillosas de su talento, de su arte, como “Bodegón rosa” o “Una raya”. Por si alguien está interesado está en el Caixa Forum y esta es la presentación de la exposición.



De aquel flechazo queda no sólo mi pasión, sino la satisfacción de que toda mi familia (tan alejada del mundo del arte) sabe quién es Miquel Barceló.

1 comentarios:

El blanco no pinta dijo...

Yo visité hace un par de años la catedral de Mallorca y me dejó con la boca abierta el trabajo que hizo Barceló en la capilla ¡impresionante!. Si alguien pasa por allí cerca, que no dude en acercarse, es preciosa.

Cambiando de tema, me estoy imaginando qué hubiera pasado si hubieras llegado a comprar el cuadro por 20.000 pts ¿Cuánto podría valer ese cuadro ahora? Claro, que imagino que las 20.000 pts serían el precio de partida y no el valor final de la venta.