lunes, 22 de octubre de 2007

Contrato Con Dios



En agosto fue el cumpleaños del pequeño Paco. Unos días antes pasé por delante de una tienda de cómics y decidí entrar a comprarle un par de ellos. Le pedí a la dependienta que me ayudara, y para ello le comenté otros cómics que él ya había leído y que le habían gustado (y los que había leído y no le habían gustado también). La dependienta se hizo una idea de la situación y me recomendó varios, de los cuales escogí un par para llevarme. Pero antes de ir a la caja a pagarlos, un cliente (chico, de unos treintaytantos y en principio con cara de persona normal) dejó los cómics que tenía entre manos y señalando uno en particular me preguntó si era posible que el pequeño Paco no hubiera leído ése. El cómic en cuestión era uno de Will Eisner, para más señas ‘Contrato con Dios’. Yo le comenté lo de mi memoria de pez, y lo de que no podía estar al 100% segura, pero que estaba bastante convencida de que ése en concreto no lo tenía. Básicamente lo pensaba porque el dibujito de la portada no me sonaba, no porque tuviera conocimiento de causa, pero esto último lo dije un poco más bajito, porque ya me había dado cuenta de que el chico en cuestión era uno de esos friquis de los cómics, que pueden sentirse ofendidos por comentarios con poco tacto sobre alguno de sus idolatrados cómics.

Los siguientes 10 minutos fueron un monólogo del friqui de los cómics alabando sin cansancio las bondades del cómic en cuestión. Se refirió a él como el mejor cómic de la historia, el cómic de cómics, el que cambió el mundo (de los cómics, supongo que querría decir). Tantas maravillas salieron de su boca, que decidí llevarme también ese cómic, pero para mí. Aunque creo que me lo hubiera llevado de todas formas, porque yo me siento muy presionada ante entusiastas tan fervientes, y hubiera sido incapaz de decirle: ‘Gracias, pero tiene pinta de tostón.’. Cuando salí de la tienda con mis tres cómics nuevos yo creo que el personaje en cuestión seguía hablando maravillas de ‘Contrato Con Dios’, no sé si para sí mismo o había encontrado más público alrededor.

Nada más llegar a casa, fui corriendo a revisar todos los cómics del pequeño Paco, y respiré aliviada cuando vi que éste no lo tenía. A él le gustaron mucho los cómics cuando se los di por su cumple (aunque me sentí un poco decepcionada por su falta de ardor en comparación con el chico de la tienda de cómics). En cuanto pude me lo leí, y lo cierto es que me gustó mucho y os lo recomiendo a todos, friquis y menos friquis (aunque entre nosotros, y sin que se entere el ardiente friqui de la tienda, sigo prefiriendo Blankets).

4 comentarios:

Anónimo dijo...

No suelo leer comics; pero alguno cae de vez en cuando... Dada la gran experiencia que acumulais, quizás estas tres sugerencias lleguen tarde:
- Watchmen
- Maus
- Museum
Besos y recuerda: "Ten Many Years".

El blanco no pinta dijo...

Pues Maus sí lo leí y me gustó mucho. El de Watchmen lo tengo en casa por el pequeño Paco, pero todavía no me lo he leído. Y el de Museum la verdad es que no lo conozco. Tomaré nota :-))

Anónimo dijo...

Hola,
ya he leido "Contrato con Dios". Bueno, no está mal. Quizás lo más interesante, como comenta el propio autor, es la forma en que "sumerge" el texto en el dibujo.
También he terminado "Agujero negro" de Charles Burns. No me ha convencido mucho (aunque si miras por ahí, lo tildan de obra maestra). Supongo que por eso no suelo leer más comics: no me parecen casi nunca para tanto.

El blanco no pinta dijo...

Siento que no te haya apasionado "Contrato con Dios", a mí me gustó mucho. En cuanto a "Agujero negro" a mí se me hizo bastante insoportable, y es cierto que he leído muy buenas críticas suyas (por eso se lo regalé a Paco).
Este fin de semana he visto por fin la película de Persépolis, y me ha gustado mucho. Es genial como el cómic, pero con el añadido de que al tener voces, captas matices que con sólo dibujos son difíciles de captar. Y eso que escuché la película en su francés original, ya que parece que no es una película muy popular y sólo la proyectan en tres salas de Madrid capital, dos de ellas en versión original.