domingo, 14 de marzo de 2010
"La buena tierra" y Savannah
9:29 |
Escrito por
El blanco no pinta
Muchos de los mejores títulos de la literatura que he leído en mi vida se los debo a los largos veranos de estudiante sin nada que hacer y obligada a pasar las vacaciones con mis padres debido a mi corta edad. Era en esos períodos en los que era capaz de leer cualquier cosa que cayera en mis manos, con tal de pasarme el día entretenida. Y afortunadamente en casa de mis padres nunca faltaron libros, y muchos de ellos muy buenos.
Un momento cumbre fue cuando empecé uno muy gordo de una tal "Pearl S. Buck" (lo de una tal lo digo irónicamente, porque cuando empecé a leerlo no tenía ni idea de que la mujer había sido tan maravillosa escritora y de que había ganado merecidísimamente un premio Nobel de literatura). El librote incluía tres de sus novelas: "La buena tierra", "Viento del este, viento del oeste" y "La estirpe del dragón". Todos ambientados en China, y transmitiendo una cultura que para entonces para mí era completamente desconocida y fascinante. Las tres novelas me dejaron sin palabras. Más tarde me enteré de que la autora a pesar de ser norteamericana había vivido gran parte de su vida en China, y por eso tenía ese conocimiento tan profundo.
Hace un par de años el pequeño Paco me compró una edición de "La buena tierra" en inglés, creo recordar que en una librería de San Francisco. Así que me lo llevé en el tour por USA que hicimos el verano del 2008 entre otros libros de lectura. Cuando llegamos a Savannah, nos alojamos en una de las impresionantes casa coloniales de la ciudad. La casa había sido antiguamente una funeraria. El salón donde desayunábamos era donde antiguamente preparaban los cadáveres. Y más tarde nos enteramos de que nuestra habitación tenía un fantasma (lo decían en un tour "terrorífico" en el que te llevaban por toda la ciudad dentro de un autobús disfrazado de coche fúnebre y en el que te contaban los distintos sitios embrujados que existen).
La verdad es que no sé qué tendría la habitación, pero recuerdo que dormimos fenomenal. Cada vez que parábamos allí un ratito nos entraba tal sueño que nos echábamos unas siestas de órdago (yo le decía al pequeño Paco que al final iba a ser cierto que estaba encantada).
El caso es que no terminé el libro en ese viaje. Como es un libro que ya había leído, se me fueron colando otros (soy así de inconstante para muchas cosas). Me quedé embarazada, y como era manejable lo llevaba a las innumerables pruebas y consultas. Aún no lo he acabado (me quedan unas cuantas páginas). Y no sé cuándo lo haré. Para mí guarda muchos buenos recuerdos. Los primeros, con trece años, cuando lo encontré por primera vez y lo disfruté tanto. También es uno de los recuerdos de aquel verano del 2008 y de la maravillosa ciudad de Savannah. Ahora, con un marcapáginas de madera marcando casi el final, está guardado entre las primeras ecografías de Dieguete.
Un momento cumbre fue cuando empecé uno muy gordo de una tal "Pearl S. Buck" (lo de una tal lo digo irónicamente, porque cuando empecé a leerlo no tenía ni idea de que la mujer había sido tan maravillosa escritora y de que había ganado merecidísimamente un premio Nobel de literatura). El librote incluía tres de sus novelas: "La buena tierra", "Viento del este, viento del oeste" y "La estirpe del dragón". Todos ambientados en China, y transmitiendo una cultura que para entonces para mí era completamente desconocida y fascinante. Las tres novelas me dejaron sin palabras. Más tarde me enteré de que la autora a pesar de ser norteamericana había vivido gran parte de su vida en China, y por eso tenía ese conocimiento tan profundo.
Hace un par de años el pequeño Paco me compró una edición de "La buena tierra" en inglés, creo recordar que en una librería de San Francisco. Así que me lo llevé en el tour por USA que hicimos el verano del 2008 entre otros libros de lectura. Cuando llegamos a Savannah, nos alojamos en una de las impresionantes casa coloniales de la ciudad. La casa había sido antiguamente una funeraria. El salón donde desayunábamos era donde antiguamente preparaban los cadáveres. Y más tarde nos enteramos de que nuestra habitación tenía un fantasma (lo decían en un tour "terrorífico" en el que te llevaban por toda la ciudad dentro de un autobús disfrazado de coche fúnebre y en el que te contaban los distintos sitios embrujados que existen).
La verdad es que no sé qué tendría la habitación, pero recuerdo que dormimos fenomenal. Cada vez que parábamos allí un ratito nos entraba tal sueño que nos echábamos unas siestas de órdago (yo le decía al pequeño Paco que al final iba a ser cierto que estaba encantada).
El caso es que no terminé el libro en ese viaje. Como es un libro que ya había leído, se me fueron colando otros (soy así de inconstante para muchas cosas). Me quedé embarazada, y como era manejable lo llevaba a las innumerables pruebas y consultas. Aún no lo he acabado (me quedan unas cuantas páginas). Y no sé cuándo lo haré. Para mí guarda muchos buenos recuerdos. Los primeros, con trece años, cuando lo encontré por primera vez y lo disfruté tanto. También es uno de los recuerdos de aquel verano del 2008 y de la maravillosa ciudad de Savannah. Ahora, con un marcapáginas de madera marcando casi el final, está guardado entre las primeras ecografías de Dieguete.
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2 comentarios:
Yo también leí hace muchos años 'Viento del Este, viento del Oeste' y me gustó muchísimo. Me pareció al final una historia de amor muy bonita, ambientada en un país con unas tradiciones tan distintas a las nuestras (y algunas, como las de las vendas en los pies, tan aberrantes).
"La buena tierra" se llevó al cine en el año 1937. La película consiguió dos premios de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de los Ángeles (Mejor actriz y mejor fotografía).
En 1944 se adaptó "La estirpe del dragón". No tuvo mucho éxito, pero resulta curioso ver todo un reparto occidental con ojos rasgados. Entre otros, Katharine Hepburn.
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